Para hacer un análisis de las formas del joropo, lo veremos desde el punto de vista agógico, es decir, desde los temas más lentos a las obras más rápidas.
El joropo se divide en formas musicales catalogadas en tres grandes grupos: tonadas, pasajes y golpes. Para hacer un análisis de las formas del joropo, lo veremos desde el punto de vista agógico, es decir, desde los temas más lentos a las obras más rápidas. Para ello iniciamos con las tonadas, que son una forma muy lenta para interpretar.
Dentro de las tonadas tenemos los cantos de trabajo de llano; por ejemplo, de arreo (ganado); estos cantos logran captar la atención y motivan concentración del ganado en sus desplazamientos y evitan que cualquier ruido los asuste y se pueda presentar un barajuste, pues con ello se perdería trabajo y tiempo. El canto de becerrero es una forma romántica de interpretar la labor de quien se encarga de los becerros, de recoger o apartar, de asistir al ordeñador para facilitar que éste haga su trabajo, ya que, por lo general, son un buen número de animales para ordeñar. El canto de ordeño, que es el que hace el ordeñador para relajar las vaquitas, dándole palmaditas de consentimiento y llamándolas por su nombre, donde se establecen lazos de tolerancia y acercamiento con el animalito; al cantarles, éstas se tranquilizan y se dejan ordeñar, labor que con las vacas mansas es fácil, cosa contraria a las primerizas. Los cantos de vela, los hacen los veladores, para tener a los animales concentrados en su canto y de esta manera, evitar que el ganado en descanso se asuste y barajuste, pues en la noche también son frecuentes los ruidos de otros animales salvajes.
Hay muchos cantos más, relacionados con labores de ganadería y los hay también, en otras labores diferentes, más no así en el caso de los vegueros, pues un canto en medio de la pesca, sería desastroso para los resultados productivos. También se construyen poemas y letras para ser cantadas con variaciones melódicas, sobre la base musical de la forma de tonada, la cual es específica, diferente a los cantos libres de trabajo de llano y que sirven para acompañar a declamadores de poemas.
Continuando de la forma lenta a más rápida, encontramos la línea de los valses, que son músicas instrumentales o cantadas y los hay como vals o vals lento y el vals pasaje, que es un poco más rápido. La mayoría de los valses cantados, surten sus letras de carácter romántico y amoroso. Este es un estilo que se desarrolla principalmente en canciones de compositores urbanos, ya que el campesino criollo, prefiere otros tipos de línea de composición como el pasaje y el golpe.
Los pasajes se dividen en pasaje estilizado y pasaje criollo; en pasaje urbano y pasaje criollo, en pasaje sabanero y pasaje veguero. En la composición de pasajes, es usual encontrar tonalidades en modo menor en pasajes campesinos, aunque el modo mayor es una línea de alegría en todo tipo de pasajes. Para los llaneros sabaneros, el llanero de vega o veguero es el «caído de la hamaca” o campirano. Las temáticas y cadencias son los principales elementos diferenciadores del uno y del otro.
Los golpes tienen todos una agógica similar y son las formas rápidas del joropo. Hay pasajes rápidos que incursionan en la agógica como “joropos” propiamente dichos, que musicalmente son alegres y vivaces. También dentro de la gama de los golpes está la línea de los “Seis”, que se dividen en: Seis por derecho, que es en modo mayor con acentuación “B» y estructura armónica: -I-IV-V7-V7- y su modo menor, que es el Pajarillo. Estas son las formas de joropo preferidas por los músicos para hacer improvisaciones, justamente por la posibilidad de mostrar su reciedumbre en el manejo del arpa, o como le dicen algunos criollos: la “marota” o instrumentos melódicos, lo mismo que por cantantes para mostrar su capacidad de tañir el «leco” o grito y “apretarse en el canto”.
El Seis corrío es en modo mayor, con acentuación «A”, estructura armónica igual a la del seis por derecho, y su modo menor es la Catira. Esta forma facilita, al igual que el seis por derecho, el manejo literario, sobre todo para contar historias. En esta misma clasificación se encuentra el Seis numera’o o seis por numeración o enumeración, – con estructura armónica -I-17-IV -V7, que a su vez se subdivide en Seis numera’o por derecho mayor, con acentuación “B” y el Seis numera’o por derecho menor, en modo menor. El seis numera’o por corrí’o mayor con acentuación “A” y el Seis numera’o por corrío menor en modo menor. Se habla también del Seis figura’o, pero esta característica la da solamente la categoría en la danza y no una estructura musical específica.
Para seguir contando de los golpes, tenemos el “Merecure” en modos mayor y menor. La Guacharaca, el “Gaván”, El “perro de agua”, la “Juanaguerrero” o “Periquera” en modo mayor y tiene el modo menor que se llama Zumba que zumba; ambos golpes son utilizados con frecuencia por los copleros para el Contrapunteo. Otro golpe es el “Nuevo callao”, el cual es una variación de la “Juanaguerrero”, que es muy bonito, pero más bien de poca usanza. El Carnaval es un golpe alegre y muy usado para los contrapunteos llaneros, y se caracteriza porque comienza la melodía en un compás de tónica para caer en la modulación a manera de introducción. La “Kirpa o Quirpa”, podría decirse que es el golpe gemelo del Carnaval. La Chipola se considera el golpe más completo dado las transiciones armónicas y sobre este golpe se contrapuntea. El contrapunteo clásico de la leyenda de “Florentino y el diablo” de Alberto Arvelo Torrealba, se hace sobre la base musical de pajarillo y chipola, al cual han denominado “pajarillo chipoliao”.
En consecuencia, este es el cuadro taxonómico del joropo.